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EL TDAH: un poco de luz en una visión normalmente errónea.

En reiteradas ocasiones me he encontrado a lo largo de mi carrera como profesional de la psicología con niños, adolescentes y adultos  con una autoestima muy dañada por las continuas críticas recibidas a lo largo de muchos años por parte de diferentes personas del entorno.

En el caso de una persona con Trastorno con déficit de Atención con o sin Hiperactividad esto se suele darse de una manera más acentuada, agresiva y duradera si cabe.

Es importante clarificar que no se trata de una enfermedad sino de un trastorno, es decir, se trata de alteraciones neurológicas que provocan un estado de discrepancia respecto a lo común o normal y no de un problema de salud.

Está clasificado dentro de los trastornos del neurodesarrollo, lo cual implica cambios a lo largo del desarrollo neurológico de tipo estructural y funcional. Estos cambios como un menor volumen del córtex prefrontal, globo pálido, núcleo caudado, putamen y cerebelo junto con una disminución de la activación de las vías frontoestriatal y frontoparietal principalmente, en ocasiones, con el desarrollo y  la madurez tienden a normalizarse, aunque no siempre es así.

Me parece muy importante recalcar la alteración neurológica que tienen esas personas porque conlleva diferentes tipos de sintomatología con grandes repercusiones en la vida diaria y cotidiana. De ahí que se defina como un trastorno del sistema ejecutivo que altera  el control atencional, implique graves dificultades de inhibición y afecte a la capacidad de flexibilidad mental y a la toma de decisiones.

En multitud de ocasiones me he encontrado que estas personas son juzgadas de maleducadas, que sólo hacen lo que quieren, son egoístas, agresivos… Si pudiéramos por un momento, intentar ser conscientes de la dificultad que tienen para regularse emocionalmente, la intensidad con la que viven cualquier situación, la dificultad que tienen para ver las consecuencias aunque las sepan (no pueden disponer de dicha información en los momentos claves por su dificultad atencional y de funciones ejecutivas), si nos pudiéramos dar cuenta…quizá encontraríamos la paciencia, el amor y  la tranquilidad para poder tratarles como cualquier persona se merece.

Si nos pudiéramos darnos cuenta de la dificultad que tienen…quizás encontraríamos la paciencia, el amor y  la tranquilidad para poder tratarles como cualquier persona se merece.

 

Artículo realizado por Raquel de la Mata

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