Comparte:

Artículo realizado por:

¿Necesitas un Psicólogo en Madrid?

Explora más artículos sobre bienestar emocional o contacta conmigo para obtener más información sobre cómo puedo ayudarte.

Psicología

El Desprecio: El Espejo Oscuro del Alma

El desprecio aquella emoción que revela una parte sombría de la existencia humana. Desde la psicología, el desprecio se considera una emoción negativa que implica, cuando menos, una mezcla de juicio, superioridad y rechazo hacia otra persona. Expresión de valores morales y muestra de clases sociales, pero también barrera para la empatía y la verdadera comprensión del otro. En este artículo, exploraremos esta emoción que, aunque desafiante, puede enseñarnos sobre nuestros propios valores, miedos y límites para comprendernos mejor y elaborar una forma más sana de estar en el mundo.

Una Emoción de Superioridad y Rechazo

El psicólogo Paul Ekman, conocido por su investigación en el estudio de las emociones, clasifica el desprecio como una de las emociones básicas, y sugiere que se manifiesta a través de gestos faciales específicos, como una leve elevación de un lado de los labios. Ekman describe el desprecio como una emoción que se siente hacia alguien a quien consideramos moralmente inferior. “El desprecio es el juicio moral en su expresión emocional”, escribe, subrayando que es una reacción que apunta a un rechazo completo del otro.

El desprecio parte de un intento por diferenciarse y sentirse superior en algún aspecto que la propia persona considera relevante, importante o le han enseñado que debe ser así por el tipo de educación, entendida como normas sociales propias del grupo respecto al que hay un sentido de pertenencia.

Normalmente está relacionado con sentirse moralmente “mejor” que la otra persona, de ahí, que suponga -a priori- una barrera para la empatía. Como todas las emociones cuanto más espacio le damos en nuestra vida, más está presente en cada una de nuestras acciones y pensamientos, de manera que la emoción se intensifica. La intensificación del desprecio puede llegar a ser muy destructiva para la persona ya que dificulta el entendimiento y la conexión con las personas, aislando inicialmente respecto a una parte del mundo, e incluso pudiendo llegar a representar la negación de esa parte de los seres humanos a los que se desprecia.

La Línea entre Juicio Moral y Orgullo

El desprecio es una emoción intrínseca al ser humano que ha supuesto un tema de profunda reflexión moral. Ya Aristóteles lo veía como una emoción moralmente justificada cuando se dirige hacia algo verdaderamente indigno. En Ética a Nicómaco, Aristóteles afirma que el desprecio puede ser legítimo cuando va dirigido a lo “vil” o a lo “malo”, pero advierte que debe ser manejado con mesura y en situaciones adecuadas, ya que, de lo contrario, puede reflejar arrogancia en lugar de virtud.

En general, podríamos decir que, esta es la visión de muchas personas. Ahondando más en la cuestión, sería interesante plantearse qué es lo malo para una persona y si no está relacionado con quién es uno mismo.

Nietzsche, en su obra «Así habló Zaratustra», sugiere que el desprecio a veces revela más sobre la persona que lo siente, que sobre su objeto. El desprecio conforma una forma de ocultar el miedo a lo que no comprendemos en profundidad o a lo que desafía nuestras creencias, normas o concepciones sobre lo incorrecto del mundo, haciendo evidente nuestra propia vulnerabilidad o limitaciones. Es una sombra que proyectamos sobre el otro de nuestras propias oscuridades e inseguridades frente a lo nuevo o desconocido o extraño a nuestras vidas.

Es la mirada que juzga sin ver, se cierne en el silencio, es el eco de un «yo soy mejor» que esconde un miedo en lo interno, un velo de orgullo y distancia, que niega el encuentro y divide el mundo, que “no permite ver al otro como un ser humano con toda su complejidad, pues lo reduce a una característica o juicio”.

El Desprecio: Un Espejo que Nos Confronta con Nuestros Propios Temores

El desprecio puede ser una emoción corrosiva, que impide, en general, la posibilidad de empatía. Sin embargo, también puede ser un espejo que nos permite ver nuestras propias limitaciones y miedos. Nos obliga a cuestionarnos por qué ciertos comportamientos o personas nos generan rechazo y, al reflexionar sobre esta emoción, podemos descubrir aspectos de nosotros mismos que aún no hemos aceptado o entendido.

Como sugiere el filósofo español José Ortega y Gasset: “la realidad se nos da siempre en perspectiva”, y el desprecio es a menudo una perspectiva incompleta o superficial de los demás. Al profundizar en nuestra visión y reconocer el valor en los otros, aun cuando no compartimos sus creencias o actos, nos liberamos de la necesidad de despreciar y, en su lugar, comenzamos a cultivar una comprensión más amplia y humana.

Conclusión: Del Desprecio a la Comprensión

El desprecio es una emoción que nos enfrenta a nuestros juicios y a nuestro sentido de superioridad. Nos muestra cómo, en nuestra tendencia a juzgar, a menudo olvidamos que todos los seres humanos tienen sus propias historias y luchas. Aprender a observar el desprecio sin dejar que nos controle es un paso hacia una vida más plena y compasiva.

En última instancia, aunque el desprecio puede parecer un escudo, también nos aleja de la verdadera conexión y comprensión. Cada vez que sintamos desprecio, tenemos la oportunidad de examinar nuestras percepciones y de abrirnos a una perspectiva más amplia y generosa. En la práctica de la empatía, encontramos el antídoto para el desprecio, y en cada acto de comprensión, damos un paso hacia la sabiduría y la paz interior.

1 comentario. Dejar nuevo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Tienes que aprobar los términos para continuar

Artículos Relacionados