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Psicología

Apariencias, Estereotipos y Salud Mental

En la sociedad contemporánea, el concepto de “ser” ha sido, en gran medida, sustituido por el de “aparentar” (parecer ser). La era digital y el auge de las redes sociales han magnificado una cultura basada en la imagen y el consumo rápido de contenido, donde las personas, estamos constantemente presionadas a encajar en estereotipos de belleza, éxito y felicidad en todo momento. Esta superficialidad, basada en lo que se proyecta, mirando continuamente hacia el exterior, tiene evidentemente consecuencias negativas significativas para la salud mental. En poco tiempo consigue generar inseguridades, estrés, soledad y problemas emocionales y psicológicos que pueden derivar en trastornos graves mentales.

¿Qué Nos Lleva a Aparentar?

Las plataformas digitales han hecho posible que cualquier persona pueda crear una «imagen ideal» de sí misma, creada para impresionar y ganar aceptación, basada en un realidad «mejorada», vendiendo la idea de que para llegar a todo «tu» potencial tienes que dejar de ser tú mismo o ciertas partes de ti, hasta que poco a poco siempre hay algo que mejorar.  Esta constante exposición a vidas aparentemente perfectas genera una competencia continua y crea la ilusión de que todos los demás están logrando cosas extraordinarias, mientras que uno se queda atrás. La aprobación social en forma de “likes” o comentarios positivos genera una satisfacción inmediata y temporal, pero también alimenta la dependencia emocional en estos factores externos para sentirse valorado como persona,  por personas que realmente no te conocen y a las que tú tampoco conoces pero que paradójicamente resulta que te importan.

Esta necesidad de aceptación y validación social no es un fenómeno nuevo. Desde tiempos inmemoriales la necesidad de pertenencia a la tribu implica la necesidad de aceptación y reconocimiento. Sin embargo, hoy en día, se han amplificado estas necesidades con las redes sociales y los medios de comunicación. Ahora, las comparaciones son instantáneas y, por lo tanto, mucho más frecuentes. Vivimos en una sociedad donde “el éxito” y “la belleza” se miden en función de cómo los perciben los demás, y no de acuerdo con el bienestar y la autenticidad personal.

Los Estereotipos y su Impacto

Los estereotipos de belleza, riqueza y estilo de vida han definido, en gran medida, lo que se considera «deseable» o incluso «aceptable» en la sociedad actual. La personas se ven forzadas a cumplir con determinadas expectativas como estar delgadas, aparentar ser más jóvenes con tratamientos, hacer el trabajo perfecto, vestir a la última, estar peinados como si viésemos a la peluquera todos los días,  llevar las uñas impecables y un sin fin de requisitos, para ser simplemente aceptados.

Además de esta presión, por la multitud de autoexigencias en prácticamente todos los terrenos de nuestra vida,  las personas son juzgadas, evaluadas minuciosamente, en función de su apariencia y no de sus valores o capacidades reales, fomentando así una cultura de despersonalización, cosificación y deshumanización. Olvidando la riqueza de los matices y de la subjetividad de cada persona,  para entrar en unos cánones concretos universales que no nos permiten ser nosotros mismos, ni ir aceptando los cambios y el devenir, para crecer y superar con mayor sabiduría las etapas que vamos experimentando en nuestra vida.

Esta presión por cumplir con ciertos estereotipos lleva a muchas personas a modificar su apariencia, usando filtros o recurriendo a cirugías estéticas, para sentirse parte de este «ideal» inalcanzable. En muchos casos, esto conduce a problemas como la baja autoestima y la percepción negativa del propio cuerpo, lo cual tiene efectos directos en la salud mental.

Consecuencias de una Cultura Superficial

Las personas que constantemente se comparan con los demás y viven bajo la presión de cumplir ciertos estándares suelen experimentar problemas emocionales graves. La superficialidad y la búsqueda constante de aceptación en el ámbito digital y social llevan a un estado de inseguridad y estrés crónico.

Estudios recientes han demostrado que el uso excesivo de redes sociales y la exposición constante a estos ideales inalcanzables de vida y belleza están vinculados a niveles altos de insatisfacción personal. La baja autoestima, la autoexigencia y el miedo al rechazo social son factores que contribuyen al desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión. Las personas terminan atrapadas en un ciclo en el que dependen de la validación externa para sentirse bien consigo mismas, y cuando esta falta o disminuye, experimentan un vacío emocional y una soledad profunda e inmensa que les arrastra hasta límites insospechados.

Sin embargo, se puede promover una mentalidad de autenticidad, de aceptación personal y de apoyo emocional que puede ayudar a mitigar estos problemas. La clave está en construir una sociedad donde se valore más el “ser” que el “aparentar”, y donde la salud mental sea una prioridad para todos. Donde en lugar de juzgar prevalezca aceptar, en lugar de clasificar a las personas nos dediquemos a valorar, en lugar de sembrar discordia intentemos aunar y sobre todo donde la base sea el amor hacia ti y hacia los demás y no, el odio.

Empecemos con los que están cerca,  simplemente un pequeño gesto cada día. Como apagar el móvil en lugar de quedarse durmiendo mientras miras Instagram, mostrar una sonrisa sincera a otro, mirarse al espejo sin juzgar, no criticar… tantas y tantas pequeñas cosas que nos ayudan a sembrar en nuestras vidas, la felicidad de la Autenticidad.

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