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Más Allá del Diagnóstico: La Profundidad de la Terapia Manual

El peligro de la simplificación y la naturaleza cambiante del ser

 

Aceptémoslo, nos calma encontrar orden en el mundo y, a veces, existe una tendencia a hacer juicios rápidos y a clasificar a las personas y situaciones. Esta inclinación humana, una estrategia natural para simplificar la complejidad del entorno que nos rodea, puede ser un obstáculo en la práctica de la fisioterapia.

“La vida es una marioneta del tiempo en la medida en que cambia a cada instante, cambia el mundo interior y el exterior de forma que no somos los mismos dos instantes seguidos”.

Aldous Huxley.

 

Más allá de las categorías estáticas

 

Uno de los enfoques que utilizo, las Cadenas Musculares y Articulares G.D.S., facilita una comprensión didáctica de la postura y sus implicaciones. Sin embargo, creer que trabajar con cadenas musculares es una tarea simple y meramente sistemática es un error a evitar. Las cadenas musculares no se limitan a categorías estáticas; son una interacción dinámica entre cuerpo y mente. Las personas son un universo único, lleno de historias, emociones y patrones de movimiento. En nuestro afán por teorizar y conseguir un conocimiento mayor, no podemos reducir la complejidad única de cada individuo a simples postulados.

 

El sistema como un mapa, no una receta

 

En lugar de ver el sistema como una receta infalible, debemos considerarlo como un mapa que orienta, pero no define el terreno.

La verdadera maestría en la terapia manual y en el uso de las Cadenas Musculares y Articulares G.D.S. radica en nuestra capacidad para ir más allá de las posibilidades preestablecidas y acercarnos a cada individuo con una mente abierta y un corazón receptivo. Es necesario adaptarnos a las necesidades específicas del ser humano.

Quizás el quid de la cuestión está en mantenernos despiertos y asombrados ante cada ser humano. Debemos escuchar su historia única y observar su cuerpo con atención y respeto. Por supuesto, apliquemos las técnicas pero no olvidemos conectar profundamente con la persona que tenemos delante. Las Cadenas Musculares y Articulares G.D.S., la inducción miofascial, la osteopatía, entre otras, nos brindan herramientas valiosas, pero es nuestra capacidad para adaptarlas a las necesidades específicas lo que marca la diferencia.

 

 

El arte de la terapia manual

 

La terapia manual no es una ciencia exacta; es un arte que combina conocimiento técnico con intuición y empatía. En una sesión de fisioterapia se establece un encuentro único que requiere nuestra total presencia y disposición para aprender del paciente. La clave está en equilibrar la estructura del modelo con la flexibilidad necesaria para abordar la singularidad del momento y la persona.

Podemos pensar en la dimensión comportamental y la biomecánica como las dos alas de un pájaro. Ambas son esenciales para el vuelo; ninguna puede funcionar correctamente sin la otra. La biomecánica proporciona la estructura y el movimiento físico, mientras que la dimensión comportamental guía la dirección y la adaptación. Juntas, crean una experiencia de vuelo equilibrada y eficaz, reflejando cómo el cuerpo y la mente trabajan en armonía para alcanzar el bienestar.

 

 

El cuerpo como puerta al ser profundo

 

Como fisioterapeutas nuestro punto de entrada es físico. Trabajamos con el soma, que actúa como una puerta hacia aspectos más profundos del ser. A través del cuerpo, accedemos a emociones, historias y patrones que moldean la vida del paciente. Esta interacción va más allá de la mera manipulación física; es un diálogo entre cuerpo y alma, que requiere sensibilidad y respeto. Al tocar el cuerpo, nos conectamos con experiencias vividas, miedos, alegrías y esperanzas. Todo movimiento es una oportunidad para liberar no solo tensión muscular, sino también cargas emocionales.

El éxito en nuestra práctica no se mide por la exactitud con que seguimos un esquema informativo, sino por la profundidad de nuestra experiencia con los pacientes y nuestra capacidad para ajustar nuestras intervenciones a sus necesidades particulares. La tendencia a categorizar puede ser útil como punto de partida, pero debemos estar dispuestos a explorar lo desconocido que probablemente el individuo aportará y permitir que nuestra comprensión se expanda con cada contacto. Es en esta apertura y disposición a lo inesperado donde hallamos la verdadera esencia de nuestro trabajo, y donde podemos ofrecer un acompañamiento genuino y transformador.

Evitar que el paciente cargue con una nueva etiqueta es crucial. Cada interacción es única y aliviar, aunque sea en parte, el peso que lleva  es una vivencia inigualable. Ni siquiera nosotros comprendemos por completo el funcionamiento de nuestro propio cuerpo y mente, así que, ¿Cómo podríamos pretender entender completamente a otra persona?

 

 

Mantener la magia del contacto humano

 

El verdadero arte de nuestra práctica reside en mantener esa magia, en permitir que ese contacto nos enseñe algo nuevo. Debemos estar listos para ajustar nuestras estrategias, responder a las señales que el cuerpo nos brinda y acompañar a nuestros pacientes en su camino hacia el bienestar. En última instancia, nuestro objetivo es mucho más que aliviar un dolor o corregir una postura; es acompañar en su proceso de autodescubrimiento y sanación. Para lograrlo, debemos explorar lo desconocido, aceptar la complejidad de nuestro organismo y maravillarnos con la capacidad de resiliencia y transformación que posee.

“Lo más importante es que necesitamos ser entendidos. Necesitamos alguien que sea capaz de escucharnos y entendernos. Entonces, sufrimos menos”.

Thich Nhat Hanh.

La decisión de adentrarse en estos aspectos profundos es personal para el profesional. Algunos optan por permanecer en la superficie, mientras que otros eligen explorar más allá. Lo esencial es saber que la posibilidad de profundización siempre está disponible. La terapia manual, cuando se realiza con atención y cuidado, puede ser una herramienta poderosa para la transformación integral del individuo. Es fundamental recordar que nuestra labor no es meramente física. Cualquier técnica aplicada, cada músculo trabajado resuenan en la dimensión emocional y psicológica del paciente. Aquí reside el núcleo de nuestra labor. Nuestra práctica terapéutica es mucho más que aliviar un dolor o corregir una postura; es acompañar a alguien en su viaje manteniendo su calidad de vida, reconociendo y honrando su complejidad como ser humano. La verdadera esencia de nuestro trabajo es la conexión humana: comprender al individuo en su totalidad con humildad, apertura y asombro, y estar siempre listos para aprender y crecer.

Esa es nuestra oportunidad.

“Solo puedes entender a la gente si la sientes en ti mismo”.

John Steinbeck.

2 Comment(s)

  1. Juan cardo
    agosto 1, 2024

    Ayuda nos hace falta seas la persona que seas.el camino sólo no va a ninguna parte.

  2. María Fernanda
    agosto 6, 2024

    Primero, Silvana, darte las gracias por ese APOYO, tan necesario que necesitamos y que TÚ con tu entendimiento nos manifiestas y como muy bien dices cuando existe esa conexión entre las personas, el dolor físico y mental siempre van acompañados y el alivio que yo siento con tus palabras es alentador.
    No dejes de escribir y darnos soluciones para llevar una vida relajada.

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