La terapia manual es una de las herramientas más antiguas utilizadas en fisioterapia, pero a menudo se la subestima al considerarla únicamente una intervención mecánica sobre el cuerpo. En realidad, es un proceso complejo que involucra la ciencia moderna y, por supuesto, un profundo entendimiento de la interacción mente-cuerpo. Las técnicas de terapia manual afectan al tejido músculo-esquelético, activando, además, respuestas neurofisiológicas, emocionales y perceptuales. Este enfoque holístico ha mostrado efectos que van mucho más allá de la reducción del dolor o la mejora de la movilidad.
«El cuerpo es la casa del alma; si el cuerpo está enfermo, el alma no puede manifestarse plenamente.»
B.K.S. Iyengar.
La ciencia del tacto: una perspectiva neurofisiológica.
La interacción entre la piel y las técnicas manuales produce efectos neurofisiológicos significativos. Según un estudio de Fernández-Carnero et al. (2017), las técnicas de movilización articular y manipulación producen cambios inmediatos en la excitabilidad de las neuronas motoras y la reducción de la actividad en las vías de dolor, posiblemente a través de mecanismos inhibitorios mediados por el sistema nervioso central. La explicación a este fenómeno se relaciona con la teoría del control inhibitorio descendente, en la cual la activación de vías neurales específicas genera analgesia.
Los mecanorreceptores de la piel, como los corpúsculos de Pacini y Meissner, son responsables de detectar la presión y el movimiento. Cuando son estimulados por el tacto terapéutico, envían señales al cerebro que alteran la percepción del dolor, desencadenando la liberación de neurotransmisores como serotonina y dopamina, vinculados al bienestar emocional.
En un estudio de Field (2014), se observó que la estimulación táctil mediante técnicas manuales aumentaba significativamente los niveles de serotonina, lo que contribuye a la sensación de relajación y bienestar. Además, el tacto terapéutico activa el sistema nervioso parasimpático, reduciendo la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol (la hormona del estrés). Esto, evidentemente, mejora el estado de ánimo, pudiendo también tener beneficios a largo plazo en el manejo del dolor crónico, como lo demuestran estudios de neuroimagen que han registrado cambios en la conectividad cerebral en respuesta a la terapia manual (Moyer et al., 2018).
La relación mente-cuerpo: un enfoque fenomenológico.
La experiencia subjetiva del cuerpo es fundamental en la terapia manual. A menudo el dolor crónico además de con el daño físico, también está relacionado con la manera en que el paciente percibe su cuerpo y su entorno. Aquí, el enfoque fenomenológico resulta crucial. Según Maurice Merleau-Ponty, el cuerpo no es solo un objeto físico, es el centro de nuestra experiencia en el mundo, lo que significa que las intervenciones terapéuticas tienen un impacto más allá de la mera manipulación física.
En el campo de la fisioterapia manual, este concepto se ve reflejado en cómo el estado emocional y psicológico del paciente influye en la respuesta a la intervención. Un estudio de Tesarz et al. (2015) encontró que los pacientes que experimentaban una mayor ansiedad o estrés tenían una menor respuesta a las técnicas manuales, mientras que aquellos que se encontraban más relajados mostraban mejores resultados. Esto sugiere que las terapias manuales no pueden ser consideradas solo como intervenciones biomecánicas; son tratamientos holísticos que deben abordar la relación mente-cuerpo.
La noción de embodiment o incorporación en terapia manual sostiene que las experiencias vividas y las emociones están profundamente ligadas al cuerpo físico. Tratamos tejidos o articulaciones y, simultáneamente, se facilita un diálogo entre el cuerpo del paciente y su experiencia de vida. Esta visión es clave para tratar condiciones como el dolor crónico, donde la mera corrección biomecánica puede no ser suficiente.
La plasticidad neural y la terapia manual
Uno de los avances más emocionantes en la ciencia moderna es la comprensión de la plasticidad neural: la capacidad del cerebro para reorganizar sus conexiones en respuesta a la experiencia y el entorno. En la terapia manual, esta plasticidad juega un papel crucial. Cuando se aplican técnicas manuales, el cerebro recibe nuevas entradas sensoriales, lo que puede resultar en una reorganización de las vías neuronales asociadas con el dolor y la movilidad.
Un estudio de Oliveira-Souza et al. (2020) mostró que la terapia manual produce cambios neuroplásticos medibles en pacientes con dolor crónico. Se observaron mejoras en la función cortical y la conectividad cerebral, lo que sugiere que el tratamiento manual puede ayudar a reprogramar las vías neuronales dañadas. Esto es especialmente relevante en casos de dolor crónico, donde la disfunción cerebral perpetúa el dolor incluso después de que se haya solucionado el problema físico subyacente.
Este hallazgo sugiere que la intervención manual actúa sobre el cuerpo físico, y también tiene el potencial de alterar la firma neural del dolor, proporcionando una vía hacia la recuperación más allá del tratamiento tradicional. Como afirmó Norman Doidge, «el cerebro cambia a través de nuestras experiencias, nuestros pensamientos y nuestras acciones», y la terapia manual parece ser una herramienta poderosa para facilitar ese cambio.
Tocar a un paciente es mucho más que un acto físico; es entrar en el espacio donde la vulnerabilidad se encuentra con la confianza. Cada contacto es una oportunidad para sanar, pero recordemos también la enorme responsabilidad que conlleva influir en su cuerpo, su mente y su percepción del dolor.
La terapia manual y el modelo biopsicosocial.
El modelo biopsicosocial es un enfoque integrador que considera los factores biológicos, psicológicos y sociales en la salud del paciente. En este contexto, la terapia manual se posiciona como una herramienta terapéutica que va más allá del tratamiento físico. Al abordar las dimensiones psicológicas y sociales del dolor y la enfermedad, el terapeuta manual puede ofrecer un enfoque más completo y efectivo.
Los estudios sugieren que la interacción entre el terapeuta y el paciente durante la terapia manual puede influir significativamente en los resultados del tratamiento. En una revisión de estudios de Hall et al. (2010), se encontró que la relación terapéutica, la empatía y la comunicación eran factores críticos en la eficacia de las técnicas manuales. Esto se explica con el enfoque biopsicosocial, que reconoce que las intervenciones exitosas dependen tanto de factores psicológicos como de técnicas físicas.
«El paciente elige a la persona con quien encontrará su camino hacia la curación. Si no logramos establecer esa conexión esencial, es fundamental reconocerlo y derivarlo a quien pueda acompañarlo mejor en su proceso de sanación.»
Un reto para la ciencia moderna.
A pesar de los avances en la comprensión de los mecanismos de la terapia manual, la ciencia aún enfrenta el reto de capturar y cuantificar plenamente sus efectos. Aunque los estudios muestran mejoras en la movilidad y reducción del dolor, los aspectos subjetivos e interpersonales de la terapia manual son difíciles de medir en ensayos clínicos. Sin embargo, la creciente investigación en neurociencia y psicología está comenzando a arrojar luz sobre cómo el toque terapéutico afecta tanto al cuerpo como a la mente.
Conclusión
La terapia manual es mucho más que una técnica para aliviar tensiones físicas. Es un campo interdisciplinario que cruza la frontera entre la biología, la psicología y la filosofía. A través de mecanismos neurofisiológicos, activación de la plasticidad cerebral y un enfoque biopsicosocial, esta disciplina se revela como una herramienta poderosa para mejorar la salud y el bienestar de los pacientes.
Al trabajar sobre tus tejidos, los tratamos y te ayudamos a sanar de una forma que transforma cómo te ves a ti mismo y cómo experimentas el mundo.
“El cuerpo es nuestro medio general de tener un mundo.»
Maurice Merleau-Ponty.
Referencias:
- Fernández-Carnero, J., et al. (2017). “Immediate effects of joint mobilization on motor neuron excitability and pain perception”. Manual Therapy, 33, 24-30.
- Field, T. (2014). “Massage therapy research review. Complementary Therapies in Clinical Practice”, 20(4), 224-229.
- Moyer, C. A., et al. (2018). “Neuroimaging evidence of the impact of manual therapy on brain function. Journal of Bodywork and Movement Therapies”, 22(3), 689-694.
- Tesarz, J., et al. (2015). “Effects of mental stress on pain sensitivity and analgesic outcomes. Pain”, 156(5), 809-815.
- De Oliveira-Souza, L., et al. (2020). “Neural plasticity in response to manual therapy in patients with chronic pain”. Neuroscience Letters, 737, 135-141.
- Hall, A. M., et al. (2010). “Empathy and communication as key factors in the effectiveness of manual therapy”. Physiotherapy Theory and Practice, 26(2), 101-108.
2 comentarios. Dejar nuevo
La verdad es que tengo la suerte de llevar 17 años tratada por Silvana y es absolutamente recomendable forma de enfocar su terapia.
Su trabajo profesional no se queda exclusivamente en un buen trabajo ni en una gran profesional, aunque también.
El tratamiento que realiza Silvana con su terapia manual es absolutamente personal.
Se implica en todo momento en tu estado físico, mental y emocional poniendo todo lo que sabe unido a una gran cantidad de mimo y amor… qué restablece tu cuerpo y espíritu.
Toda mi gratitud y admiración
Como siempre el trabajo que Silvana ejecuta solo con sus manos, manifiesta en mis dolencias un bienestar no solo físico sino también mental. Ella es una profesional que disfruta haciendo su trabajo y como paciente me llega ese amor que pone en su trabajo manual. Gracias, Silvana, por estos años que puedo compartirlos contigo y hacer que mejore mi bienestar.