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Bases neurobiológicas de la violencia

A lo largo de la vida del ser humano la violencia ha estado presente en todas las épocas y civilizaciones. La violencia implica un uso deliberado de la fuerza o del poder contra uno mismo o contra otro, de manera que se producen consecuencias negativas como lesiones o daños psicológicos.

Dentro de los componentes del comportamiento agresivo encontramos sistemas de neurotransmisores como el dopaminérgico, GABA o serotonérgico; hormonas como la testosterona o el cortisol generado por el estrés; factores genéticos como la MAOA y, por  último, factores ambientales como el maltrato.

Esto nos tendría que hacer reflexionar sobre la importancia de favorecer una conducta no violenta a través de la educación, la escucha, el respeto a la diversidad, la tolerancia…, es decir, un ambiente donde las relaciones sean sanas, estables y positivas. Dado que cada vez somos más conscientes gracias a la ciencia y la tecnología que existen factores internos que suponen una tendencia en algunas personas difícil de eludir y que el ambiente puede influir en dichos factores de forma determinante, generemos un ambiente de comprensión, empatía, escucha y ayuda.

Generemos un ambiente de comprensión, empatía, escucha y ayuda.

 

Artículo escrito por Raquel de la Mata

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