El miedo a equivocarnos nos limita, limita nuestro movimiento espontáneo, en momentos de mi vida he experimentado como si solo hubiera un camino correcto, una forma perfecta y específica de vivir de la manera precisa y adecuada.
Cuánta paz y alegría me daba y me da descubrir en salud esas verdades absolutas, trabajar con la evidencia me calma y me da seguridad. Y…afortunadamente la fisioterapia vino en mi rescate para desterrar ese camino dogmático… Debemos evitar considerar que los movimientos se dividen en malos y buenos, es interesante tratar de no imponerle a nuestro cuerpo patrones de movimiento que se basen exclusivamente en la teoría. Y sobre todo, en mi opinión si hay algo que tiende a la lesión, es la falta de movimiento, la inactividad es la causa de muchas enfermedades y patologías crónicas.
Como expresaba María Montessori
los movimientos no sólo los hacemos simplemente por movernos, cada movimiento tiene su propósito, siempre tiene alguna intención”.
En el proceso rehabilitador de una lesión no hay un camino correcto, el recorrido es el de la observación y por supuesto la comunicación. Como fisioterapeuta puedo decir que no hay dos tratamientos iguales, de igual manera que no hay dos individuos iguales. Lo maravilloso del proceso es su autenticidad, lo original de cada persona, encontrar el modo juntos, paciente y fisioterapeuta, ir consiguiendo mejorar y descubrir a la par cómo movernos para ponerle mucha vida a nuestros años.
No hay espacio para el error si lo que buscamos es poder movernos mejor. Perdamos el miedo a equivocarnos para movernos mejor.
Observémonos y conozcámonos para movernos mejor.